miércoles, 18 de mayo de 2011

PANORAMA EN LA TABERNA

Los tertulianos, cinco o seis cada mañana, toman sus chupitos de güisqui y sus lingotazos de anís y comentan las jugadas que el telediario matinal va desgranando.
La mayoría considera que los problemas de la sociedad contemporánea se arreglan en un cuarto de hora. Así, la inmigración, dilecta controversia esta entre los analistas de la taberna, tiene una solución inmediata y quirúrgica basada en deportaciones, cárceles y, llegado el caso, bombardeos selectivos a los países de origen.

La crisis económica se avía también del tirón, con una suerte de filosofía-gazpacho en el que se baten algunas incertidumbres macroeconómicas, algunos ajusticiamientos bandoleros y algunas intuiciones sustentadas en sistemas autárquicos, en el desenmascaramiento de los ladrones financieros y su posterior condena a muerte o a cadena perpetua.

Algo hemos adelantado porque hace unos años era suficiente para arreglarlo todo con la expulsión de cuanto negro, dominicano o chino pululase por las avenidas de la vieja y achacosa Europa. Todavía se mantienen estas teorías pero ya con más esfuerzo aunque a estos; chinos, latinoamericanos y negros, siempre les toca un par de cazos de arroz en el reparto. Y llegado el caso; bombardeo selectivo de los países de origen.

Si tratamos el terrorismo etarra, la vieja máxima “contra ETA metralleta” no se llega a enunciar formalmente porque no la saben o porque no se acuerdan, pero toda la argumentación que rodea este problema lleva al final a la metralleta, a la cadena perpetua y llegado el caso, como con todo, bombardeo del país de origen de los vascos con la mismísima legión Cóndor si fuera menester.

La presentadora del telediario matinal ajena al sincope teórico que produce cada uno de sus mensajes sigue desgranando el tejido de la propaganda.

El asesinato del Fumanchú de la época, que fue también conocido como Ben Laden, produce en los tertulianos una satisfacción orgásmica porque al fin, consideran, se hacen las cosas como hay que hacerlas.
Lo más que pueden llegar a argumentar sobre este particular es que al moro este, Ben Laden, no lo han matado ni nada y que todo es un montaje de los norteamericanos que son, como se saben, muy peliculeros. Aquí la tertulia entra en una deriva francamente divertida en la que se afirma que lo de la luna también fue mentira y allí no fue ni dios que en paz descanse. También, sin desdecirse de lo anterior, se puede confirmar que los astronautas tuvieron que enfrentarse con la visión de un selenita verde y feo. Por tanto Ben Laden sigue vivo por ahí, seguramente debatiendo sobre swing con Elvis Presley o ensayando katas con Bruce Lee en el país ese donde andan recogida esta caterva, país al que por cierto exilarán muy pronto a Bárbara Rey, una vedette vetusta que sabe cosas insospechadas sobre la alta política y la casa real. De todas formas en el caso de que Fumanchú esté muerto, moribundo o vivo no se acaba la rabia con el perro muerto sino que la cirugía justiciera obliga a bombardear los países de origen de todos los infectados por esa rabia musulmana.

De todo hablan y todo es animada controversia en estas tertulias de la mañana en la taberna. Yo no digo nunca nada, no hay nada peor que pegarse contra un muro ideológico con forma de persona, pero a veces me preguntan: “Oye, tú que escribes- no sabe uno ni cuando ni cómo fue delatado- qué te parece lo del paro, lo de los bancos, lo de Ben Laden, lo de Gadaffi, lo de Cuba, lo del FMI y sus lubricidades, lo de Bildu, lo del terremoto, lo de las elecciones, lo del tráfico y lo del tiempo meteorológico” Cuando esto sucede apuro mi trago de café y digo que tengo mucha prisa, muchas dudas y mucha pena. No sea que me bombardeen.

1 comentario:

Pepe Fernández dijo...

Magistral