sábado, 3 de abril de 2010

MI MÚSICA ES PARA ESTA GENTE


Al final somos gente que ha crecido leyendo a Julio Cortázar y recitando a Mario Benedetti, al final somos gente que ha tomado sus buenos cafés conspirando revistas, grupos de rock and roll y lecturas poéticas.

Al final somos gente que se ha ido haciendo mayor comprometiéndose con la libertad, cantando canciones de Silvio Rodríguez en cuanto aparecía una guitarra y escuchando al viejo Bob Dylan en nuestros cuchitriles sin piscina ni nada que se le parezca.
Al final somos gente que ha llorado escuchando “Mar Muerto” aquella canción estremecedora de Javier Gallardo, de cuando andaba por Madrid solito y muertecito de frío como un inmigrante rumano, con sus comics del Víbora, sus discos de Triana y sus canciones melancólicas y hermosas.

Al final somos gente valiente, gente que ha bordeado los territorios de la marginación y que no escupe a los que no supieron librarse de esas derrotas, somos gente que da tabaco e invita a una copa al tipo destruido por las drogas y los años sin pedir a cambio más que respeto y discreción.

Al final somos los que nos besamos porque nos vamos queriendo con los años, porque aunque este puto pueblo rociero y cañí no ha podido con nuestras inquietudes.

Al final somos gente que deambula por la vida, sabiéndose cada vez más solos en esta orgía de postres derramados, de consignas y panfletos.

Nos tacharán de cosas, los que andan siempre eliminando sus propios recuerdos, su propia trayectoria, no nos perdonarán la edad, ni que balanceemos nuestras ya rotundas fisonomías al compás de un guitarreo de AC/DC, nos querrán quitar la gorra que tuvimos puesta una época, cuando como un cristito de barro nos miraba el Ché Guevara desde su limbo revolucionario.

Al final somos gente que quedaremos cuando ya nadie quiera levantar la voz, y tocaremos gratis en los garitos de humo, y recitaremos a Neruda cuando los estetas digan que oisch Neruda ese juntasílabas comunista…

Al final somos gente que tendrá un risa insultante, que habrá amado la vida, que no se habrá resignado a la porquería de convertirse en muñequitos de goma con los que moldear el tiempo.

A los tristes y a los descastados no puede dejar de joderles nuestra música, nuestra poesía, nuestra comezón, nuestra alegría.

Que les jodan.


Foto: Muchatela en el Almacén. Foto de Carmen Álvarez.