martes, 18 de diciembre de 2012

GARZÓN


Vimos la entrevista a ese hombre que era juez. No sé, hay mucha gente que le tiene gran consideración y que alaba su trayectoria de cuando era eso, juez. A mí, dejando a un lado las vicisitudes de su oficio, me ha parecido este hombre siempre de una vanidad brutal y creemos con Cioran que la vanidad exagerada casi siempre conduce hacia alguna forma de crueldad.

 La entrevista se la hizo uno que era cómico y ahora pasa por ser uno de los grandes periodistas del país. Es cierto que posee este entrevistador/cómico,  la capacidad de tocarle las pelotas a los entrevistados y de ponerlos en evidencia. Célebres son algunas de sus interviús; al noble señorito andaluz al que sacó de sus casillas y se hizo el solo un buen retrato, a algunos corruptos de la vida política, económica y policial del momento. Pero, en esta entrevista se les veía a ambos, el ex juez y el ex cómico, bien relajados. Si soltaba alguna pulla el entrevistador lo hacía con mucha suavidad y sin cargar las tintas. El ex juez se defendía con gran soltura, daba la impresión de que no hubiese cometido nunca un error, de que todo lo que en la vida le haya ido mal,  ha sido por culpa de conspiraciones y alineamientos misteriosos de los planetas.

Uno malicia que ha de ser este  un hombre que si tiene, no lo permita dios, un gatillazo en la cama con la esposa, novia o amante, argumentará que la otra parte no estuvo a la altura, que no se puso la otra parte el tanga bueno, el de las erecciones memorables, que no se había depilado las ingles o, en fin, que no supo la otra parte ponerle calentorro.

Este ex juez montaba en sus buenos tiempos unas redadas multitudinarias por el norte y a los pocos días, muchos de los que habían sido detenidos en esas redadas salían en libertad y sin cargos. Yo, en mi ignorancia supina, considero que eso es un error bastante grave. A lo mejor un juez e incluso; un ex juez, está acostumbrado a la policía y a las cárceles y a los calabozos de las Audiencias nacionales, pero la mayoría de las personas no lo estamos. Y los padres de esos chavales que luego ni eran asesinos ni nada, cuando veían a sus hijos ser conducidos al trullo no deben haber olvidado las excelentes operaciones multimedia de este hombre.

También ya talludo y bien informado, se metió a lo de la política con un partido que en ese momento andaba enredado en múltiples corrupciones y fundamentalmente en un proceso por crímenes de estado, que se escribe pronto. Tampoco le merece este suceso capital en su vida ni un “Perdonen ustedes, la cagué” . Y es que quizá no la cagara, quizá sabía perfectamente dónde, cómo y con quiénes se metía. Saca el ex juez esa vocecilla aflautada que así, en la tele, hace mucha gracia pero habrá que oírla en su despacho, interrogando o diciendo al sospechoso que se va a comer un marrón bien gordo, y dice que estuvo bastante bien aquello de irse y venirse de la política.

Más o menos nos recuerda y nos advierte, para el que no lo supiera, que él fue el que dirigió la liberación de Ortega Lara, alude de paso al trabajo de la benemérita, pero poquito, para decorarse todavía más sus laureles,  como el arquitecto que contemplando el chalé dice; Y el jefe de obra también es un máquina…Y, más o menos así, toda la entrevista, hagiográfica por el mismo entrevistado y porque, en este caso, el entrevistador no podía evitar las simpatías que le suscitaba este hombre.

Y es cierto que estuvo con lo  de la droga y algo hizo contra sus oligarcas, y con lo de Pinochet, con las víctimas de  los crímenes de la dictadura argentina, con lo de Franco y con algunas otras nobles causas. Pero insisto, como se dice en mi pueblo; tiene un cherito…

Para terminar de epatarla, el ex juez hace una afirmación que a sus acólitos dejaría bien satisfechos: Soy juez, sí, pero de izquierdas soy. Y lo repite alguna vez más; soy de izquierdas. Y entonces, henchido en su pleonasmo, afirma que jamás, en ninguna sentencia o actuación judicial llevada a cabo por él (y para decir eso reta al presidente del gobierno, claro, alguien de su nivel, no va a retar a la administrativa de la Audiencia), decía que reta al presidente del gobierno a que demuestre si en alguna de sus actuaciones ha influido el ser de izquierdas.

En Cádiz, le diríamos; no, picha, no. Serás de izquierdas y el copón pero no se te nota. Y posiblemente también serás ecologista cuando saquen unas camisetas monas, pero cuando te vemos de cacería por ahí con ministros y otros revolucionarios magníficos, o mandando cartas entrañables al presidente del Banco de Santander, pues mira, no se te nota nada. Ya digo; en lo espectacular sí y ahora con lo de Julian Assange, pues de puta madre también, lo tuyo con el de la Wikileaks es como lo de Sabina y Serrat, un buen show y dos pájaros de un tiro.

Y coñas aparte, la pregunta que uno le hubiese hecho: ¿Y para qué queremos los ciudadanos de este perro mundo, eminencia, que un juez sea de izquierdas, que ya cuesta creerlo,  si esa orientación no le va a condicionar absolutamente en nada a la hora de ejercer su profesión? ¿Para hacerle la ola? 

domingo, 16 de diciembre de 2012

GABINETE DE FUTUROLOGÍA



“Jesús nació en un pesebre/ en  cualquier sitio/ salta la liebre”

La biblia en verso.Citado por Josep Pla.


Yo ya sé que la campaña de la delegación de fiestas a cuenta de  esto de las navidades va a ser, a pesar de las dificultades  que por la crisis sufre la corporación municipal, un éxito. Y que el delegado asomará la cabeza por la prensa del pueblo y dirá más o menos exactamente que el  ayuntamiento se felicita por lo bien que ha ido todo. Eso es como si yo pido el micrófono en la plaza pública para felicitarme de lo bien que me ha salido un artículo, o una copla, o un polvo. ¡Ciudadanos, hay que ver para la edad que tengo cómo me ha salido el… (artículo, la copla, el polvo, lo que sea)

Y sé perfectamente que la cabalgata de los reyes magos, si bien más austera que otros años, habrá vuelto a llenar de ilusión y alegría las calles de nuestra ciudad. Sé que este titular magnífico coronará las primeras páginas de los periódicos locales, ya sean estas páginas cibernéticas o de papel y será ilustrada la noticia con una fotografía, seguramente muy mala, como si el fotógrafo en lugar de tomarla en la calle ancha, sentado en una cafetería,  lo  hubiese hecho en Kabul, sorteando obuses y balas y no hubiera podido por eso mejorar la “instantánea” .

Yo sé que todos (absolutamente todos)  los eventos, tinglados y  banquetes que se celebren en estas fechas, señaladas como una menstruación en los almanaques del año, serán maravillosos; el de la asociación de viudas, el sarao de la orden de los reyes magos, la cena benéfica de los fulanos, el concurso de belenes de los zutanos, todo saldrá estupendamente y con mucha fatiga, leeremos; Un año más la trompetada o zambomba organizada por tararí tarará ha sido un rotundo éxito.

Yo sé que el primer premio de la lotería nacional va a estar muy repartido y que los suertudos agraciados entre botellas de champagne, vecinos eufóricos y micrófonos, balbucearán que con los millones van a tapar algunos agujeros (económicos) y van a hacer una viajecito, y lo dirán así, en diminutivo, como si aún no asumieran su nueva condición de millonarios.

Yo sé que habrá una catástrofe, terrestre, marítima o aérea y que morirán bastantes personas. Que el borbón dirá unas palabritas con una dicción como de mongolito emporrado y sé que prácticamente ningún ciudadano normal le escuchará. Me sé lo de las uvas y los brindis y los deseos que se piden, deseos tan prosaicos como conservar el trabajo el que lo tenga, conseguirlo el que lo perdió. Deseos de andar por casa y de renquear por la crisis.

Me sé también lo de la pelea que tendrán treinta o cuarenta pelones adolescentes en las primerísimas horas del año dos mil trece en la que habrá heridos por arma blanca. También sé que habrá estrenos en los cines, películas con lacito, como los regalos a los que podrá ir toda la familia. Y que los centros comerciales se transformarán otra vez en una Arcadia colmada de venturas, hechizos y músicas de fondo.


Yo sabía, que al final tendría que escribirla, que por mucho que me propusiera no escribir esta cosa, ni dedicarle unas líneas a la verbena, al final acabaría haciéndolo. Mi mujer ha dicho; yo también lo sabía, así que le he contestado con una de esas burlas que las parejas de larga duración se infringen y se aceptan entre la resignación y el cariño:  Fun, Fun, Fun…

domingo, 2 de diciembre de 2012

APUNTES DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA


La primera parte de esta historia, aunque nos empeñemos en vivir en Babia, esa tierra tonta donde toda semilla germina, que dijo el poeta, la conocemos.

Y entonces leeremos:

Era un país en el que millones de personas se despertaban cada día con una llamada de teléfono de alguien  que les increpaba desde un despacho, como hacía la mafia con sus rehenes económicos, y desde ese despacho se les exigía pagar recibos de cosas que habían sido adquiridas cuando el mundo parecía bonito, de colores, cuando la vida era una tómbola, como en la copla. Muchos de esos teléfonos hacía ya tiempo que sólo podían recibir llamadas porque las compañías suministradoras del servicio habían suspendido la posibilidad de emitirlas, las llamadas, pero habían dejado lo de recibirlas para que tuvieran los bancos,  por ejemplo, un número al que dirigirse y con el que perturbar a las personas, que eran también unos números. Rojos.

Y seguiremos leyendo en esa crónica futura:

Muchas de esas personas se tiraban desde los balcones de sus hipotecadas viviendas el día que la comisión judicial iba hasta sus casas a decirles a los suicidas que ya no, que ya no eran sus casas, que todo había sido una estafa, una mentira, un sueño hermoso en el mejor de los casos y que había un sitio, secretísimo, donde trajeados y repeinados oligarcas se estaban meando y cagando todo el día sobre el papel donde se podía leer todavía, entre manchas de orín y churretazos de mierda pura, lo de la vivienda digna, lo del derecho al trabajo y un montón de chistes macabros más, todos  del mismo estilo.

La historia continuará narrando que:

Toda una generación de jóvenes hijos de las clases más deprimidas y castigadas por la gran cochambre económica, perdieron la posibilidad de estudiar en las universidades porque se creó, contra esta gente, una mitología del mérito que se basaba fundamentalmente en méritos jerárquicos, de linaje y de clase. Había, como siempre, jóvenes que sin tener dinero podían terminar sus estudios superiores, pero estos eran casi genios que a los capos sistémicos les interesaba becar para que alguien mantuviese el  pulso intelectual de la aldea.

Se contará que:

En los comedores sociales, el color de piel de las largas colas para entrar  por la sopa triste había ido destiñéndose y cabizbajos padres de familia con su prole, guardaban cola todavía ataviados con sus jerséis lacoste en algunos casos y con sus vaqueros de etiqueta, testimonio de  otros tiempos y otros afanes.  Casi todas las personas del país sabían cómo sellar el carné de paro por internet, qué requisitos había que juntar para recibir con muchísima suerte, cuatrocientos euros al mes que cada viernes, los sicarios de los capos sistémicos, amenazaban con quitarle a la pobre gente.

Se nos asombrará contando que:

Los trabajadores firmaban los contratos sin leerlos, llegaban al tajo sin preguntar el precio de su jornada, a muchos se les bajaba el sueldo y los representantes sindicales organizaban solemnes reuniones para administrar las migajas. También que la Seguridad Social precintaba negocios porque no pagaban estos negocios las cuotas que mantendrían así, saneado el sistema, cuando cerraban esos negocios iban tres o cuatro trabajadores a la plaza pública a meterse las manos en los bolsillos, a los pocos días a solicitar el desempleo y en breve a cobrar el subsidio que partía de esa misma Seguridad Social que no había recibido el dinero para pagarles y que ahora iba a pagarles ese dinero a esos hombres que se habían quedado sin empleo porque habían hecho cumplir la ley esas personas tan sabias que administraban el cuento de Juan de la Pipa.

Nos rasgaremos las vestiduras al comprobar que:

En este contexto de drama social, una nueva clase erigida al calor de los dineros públicos, andaba untando y untándose millones de euros en corrupciones asquerosísimas, cobraban jubilaciones millonarias, los bancarios que habían arruinado el sistema con engañifas y caramelos envenenados, eran gloriosamente rescatados de su ruina y para pagarles a ellos, a los capos sistémicos y a sus sicarios, a los junteros de los consejos de administración de las cajas de ahorro donde había muchos socialistas ( ja, ja ,, ja) comunistas (jua jua jua) y sindicalistas (ja jua ja jua ) para pagar este atroz banquete de tiranos, se les quitaba subsidios a los parados,  a los viejecitos se les negaba una revalorización de las pensiones, se les cobraba el precio de su senilidad y sus achaques en farmacias arruinadas y se les conminaba a estar solos porque no habría ley de dependencia que pudiera protegerles de esa soledad ni de la muerte.

Para conseguir todo esto, continuáremos leyendo:

Se montaron enormes aparatos de propaganda,  se suministró a la población ingentes cantidades de fútbol con rivalidades irreconciliables entre equipos de grandes capitales de provincia, se montaban dispositivos policiales en los que cabía la cosa a un policía por cada dos manifestantes, se les metió a las personas , como un virus maléfico, un rosario de miedos, mejor;  de espanto, para que fuesen dóciles y comprendieran que ninguna otra cosa se podía hacer, que no había más remedio, me cachis en la mar, no podemos hacer otra cosa niños, además; es por vuestro bien.

Y por este miedo a perder la casa, a perder el trabajo, a perder el subsidio, a perder el diez o el quince por ciento del salario,  a perder un ojo  por mor de una pelota de goma en una manifestación, a perder la libertad, a perder los derechos sociales, a perder a la familia, a perder cualquier atisbo de alegría, un día llegó a importarle una reverenda  mierda a la gente perder todas esas cosas y se vio la gente en la fotografía de la época y sintió la gente más vergüenza que miedo, que suele ser cuando aparece la dignidad, y dijeron algunos que ya estaba bien, que hasta allí habían llegado…la segunda parte de esta historia está por escribirse