martes, 11 de septiembre de 2007

ROPA DE CALLE


La gente es que sale a la calle de cualquier manera.

Nos pasa a todos, a mí el primero.

Todas las mañanas tengo la sensación de que olvido algo, y mientras zozobro en esa la levedad matutina, mientras me muevo como Lázaro entre las brumas de lo onírico y la dura prosa cotidiana, voy haciendo recuento.

Echo mano al bolsillo para ver si llevo la cartera, hago acopio de mi utillaje de adicto a la nicotina, me aseguro de llevar algunos euros, pocos no crean, que la carestía agudiza el ingenio y yo gusto de andar todo el puto día haciendo castillos en el aire, como el de la copla.

Cojo un paquete de pañuelos, que con el vértigo de este clima se me pone una especie de estalactita en la nariz que me afea mucho.

Repaso mentalmente – pues claro que mentalmente, no vas a ir recitándolo!- las cuitas con que habré de enfrentarme durante la jornada y me dispongo a salir al mundo.

Pero cuando llevo unas horas por el mundo, apurando café o laborando, me miro en un espejo y caigo por fin en que algo se me ha olvidado: Esta mañana se me ha olvidado la alegría.

Por eso no me cuadran las cuentas, por eso he sido tan impertinente con algún compañero de curro. Por eso me pesa tanto cualquier nimiedad, por eso me exaspera que el coche que va delante se demore unos segundos en el semáforo.

Vuelvo corriendo a casa. La mujer me saluda, todavía medio dormida, con un beso rutinario que ahora, se me antoja mágico. La hija murmura alguna queja mientras apura su zumo de naranja, pero aún así me besa y me sonríe. En la mesa descansa de la lectura de la víspera, la poesía completa de Nicanor Parra.

Salgo de nuevo a la calle pero ya llevo la alegría puesta. Ahora por mucho que se empeñen la ciudad y sus perros, el día me pertenece. Gracias, y usted perdone.

3 comentarios:

FitoyFitipaldis dijo...

Mágico Gallardoski, como siempre mágico.

Tomás Rodríguez dijo...

Compañero, también le he puesto un enlace en mi blog a tu banda, la del malandar. Un saludo enorme.

Anónimo dijo...

Quienes malandares van y vienen, malacabares tienen