viernes, 15 de enero de 2010

CONTRA NATURA


Tratamos de no ser sometidos por la tiranía de los hechos, pero los hechos son tozudos y asoman por las ventanas de nuestro tiempo diciéndonos la edad que tenemos, los pliegues que los años van dejando en nuestras carnes morenas. El peso que arrastramos; la infancia y sus domésticos paraísos, la adolescencia y sus descubrimientos, la juventud y sus vicios, a los que nos hemos entregado, la fe que fuimos perdiendo, la audacia sacrificada en pos del triste apelmazamiento de nuestras vidas.

Los hechos ladran sus perrerías y nos señalan las limitaciones de nuestro talento, los apaciguamientos del deseo, las decepciones frente a las personas y las cosas. Nos advierten de nuestra situación socio económica, que diría un cursi o un politicastro de pueblo harto pan, nos determinan todo lo que pueden y con la saña incomparable de la realidad, esa vieja enjuta y fea que vomita su milenaria bilis sobre nuestros tiernos y humanos anhelos.

Y sin embargo, decía Onetti, los hechos son siempre vacios y dependen del recipiente que los contiene, por eso a la vieja enjuta de la realidad se le enfrenta a veces aquella puta verde la esperanza, aquella que tanto nos ha traicionado pero que tanto nos ha hecho seguir en la pelea. Dando a veces golpes donde no se debe, recibiendo por todas partes y quedando medio tontos de tanta hostia cabrona recibida, pero levantándonos del suelo y mirando otra vez el mundo y diciéndole con rocanrolera chulería; Aquí estoy.

Por eso me ves pasear bajo la lluvia, por mucho que llueva. Y deambular muertecito de frío por las solitarias calles del pueblo por mucho que bajen las temperaturas.
Por eso cuento las monedas de mi bolsillo para ver si me alcanza para tomar una cerveza y para invitar a un amigo callejero a otra.

Por eso me ves tarareando coplas mientras viajo de un infierno a otro, de un disturbio a otro. Y compongo versitos en la alta madrugada, que diría un poeta de pueblo harto vino, y amago trocitos de cosas que sigo amando; acordes de guitarra, canciones y artículos.

Por eso llego a casa y beso y abrazo todo lo que puedo y mi compañera me besa todo lo que puede sin ofender a la decencia o acaso ofendiéndola muy bien ofendida.

Y la hija si no sabe algo me lo pregunta y tengo suerte y lo sé y la ayudo.

Y con ellas me callo lo feo de la vieja fea de la realidad y les pongo sobre la mesa a los seres queridos las cartas más bonitas que la puta verde de la esperanza me ha dejado inventar durante la jornada.

Y los hechos se contraen en su miseria y se prepararan para el nuevo y duro asalto de mañana. Así , sopla el viento cuando enciendo una cerilla o caen chuzos de punto cuando salgo sin paraguas y , pese a todo, pese a esa perseverancia de lo nefasto, vaticinan mis santos cojones una oda a las pendencias de la meteorología.

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