domingo, 24 de marzo de 2013

AL VUELO





I

Por si estoy muy equivocado, uno de los ejercicios habituales a los que me someto, así, por la cara,  es la lectura de libros de la otra parte. Del otro bando si queremos ponernos belicosos. Tengo muchos amigos que sólo leen a sus partidarios y, de verdad, no le veo yo interés a esto, es como alimentarse de sí mismos en una suerte de endogamia bastante triste, bastante árida. Con eso, con la lectura casi psicótica de lo que nos reafirma,  poca perspectiva se consigue y corremos el  riesgo de transformar la idea en panfleto y la razón en dogma. Yo no he venido hasta aquí, (sea “aquí” lo que sea)  para vivir entre panfletos y dogmas.

II

Todo el mundo tiene derecho a conservar la fantasía de la infancia, y eso es bonito y es justo, pero, por ejemplo,  convertir a una persona en momia, como se pretendió con el cadáver de Hugo Chávez, tiene tanto de romería, de atavismo religioso, contra el que, creo yo, deberíamos ir peleando, que uno se queda un poco estupefacto y barrunta que no vaya a ser que la revolución se transforme en una cosa cateta y monacal donde tengan más importancia las estatuas, uniformes y banderas (y las momias) que ese proyecto, humano de emancipación.

III

Porque así, dándonos tanto la razón,  terminamos como en esas reuniones de amigos borrachos de unanimidad,  donde a todo decimos vale y a todo decimos sí, porque somos de puta madre todos y cada uno de nosotros,  y que la revolución no se ha hecho todavía, pero que está al caer. Luego salimos a la calle y constatamos que como escribía Alfonso Sastre: “ Miro por la ventana y veo que es domingo/ y que en la calle vestida de domingo/ la gente parece muy conforme con el domingo/ y con toda la vida en general”.

IV

También están los que el ímpetu revolucionario les viene de dentro, como el color de los ojos y  no necesitan ni libros, ni tratados, ni mucho menos razonamientos porque en la razón se aloja,  como una lapa reaccionaria, la duda. Y con la cabeza llena de dudas (razonables) a ver quién es el guapo que coge un fusil. No sé si me explico.

V

A mí la propaganda me parece estupendamente para tomar la plaza pública, para vender perfumes y hasta para echarse una novia, pero para la alerta intelectual y el propio criterio, me parece la propaganda perniciosa.  Como si fuésemos por la vida siempre intoxicados.

VI

Todo esto lo escribo porque encontré en un mercadillo el manifiesto de Partido Alemán de los Trabajadores,  traducido por al español por uno de la época y he leído hasta donde la náusea me ha permitido. Buscaba en el texto analogías fundacionales con otras causas extremas, buscaba los nexos grandilocuentes por donde la verborrea hermana ideologías opuestas, pero no, de verdad que no. Tiene uno cierta facilidad para ponerse en el lugar de los otros, pero por más que pretendan ahora los revisionistas,  equiparar al  nazismo y  al comunismo,  y hacer tabla rasa de todas las ideas más o menos mesiánicas, más o menos radicales, no son comparables ni los principios, ni los medios, ni sobre todo los fines de estos dos grandes vértices del pensamiento,   la lucha y la guerra del siglo XX. Los crímenes cometidos por los unos y los otros, sí.

VII

Ya metidos en faena, he leído otra vez ese estremecedor diario que escribió Manuel Barbadillo, casi simultáneamente a cómo  iba transcurriendo  los hechos del drama del primer año de ocupación de Sanlúcar de Barrameda por las tropas del general fascista Francisco Franco.
Consideraciones literarias al margen, este libro “Excidio” conmueve el doble porque está escrito por una persona de derechas. Se siente en su relato el temor y la pleitesía, a veces incluso cierta levedad aristocrática. Pero ni la afinidad ideológica del autor con los militares y con los falangistas, ni algunas de las justificaciones de los asesinatos cometidos por éstos, son capaces de evitar el sentimiento de horror y hasta de piedad, que este hombre siente por sus vecinos fusilados. A veces, con gran elegancia, el autor desliza el crimen, supuesto o real, por el que fueron hechos presos y, como decimos, posteriormente asesinados en cualquier tapia de cementerio o en medio de unos viñedos estas personas. Los crímenes son tan difusos, tan insignificantes, que el hecho de citarlos, no puede ser otra cosa que una denuncia, no de ese crimen, sino del otro, del verdadero que perpetraba impunemente ese glorioso ejército nacional y sus ayudantes, los temibles paisanos falangistas.

VIII

Insisto; cuando se dice que no, que todas las ideas, cuando grandes y revolucionarias,  son iguales, cuando se tiende a ese relativismo moral, puede ser bastante esclarecedor hacer una pequeña (y macabra) relación de a quiénes mataban los fascistas, quiero decir de a qué se dedicaban los que fueron exterminados.
En este librito, “Excidio”, se dan de una manera casi notarial, nombres, apellidos y ocupación de los asesinados. Echemos un vistazo:

Manuel Brito Vidal, confitero. Miguel Valencia Serrano “Chavera”, gitano. José López Chía, aguador. José Blasco Romero, albañil. El campana, cantaor. Manuel  Gutiérrez Pérez “La osa” afeminado. Juan Gil Gómez, marinero. Juan Domínguez, electricista. Agustín Lara, torerete. Francisco Galán, gitano. Tomás Ponce Fanega, camarero. Antonio González Raposo, campesino. Manuel reyes, ex guardia de arbitrios. Antolino, operador de cine. Palma, marinero
Y así muchos más, muchísimos; campesinos, panaderos, obreros carpinteros…también algunos militantes socialistas, anarquista o simplemente republicanos.

No sé si el señor Manuel Barbadillo tuvo intención de esclarecer  algo con su meticulosa información de los nombres y profesiones de cada uno de los asesinados. Lo que uno sí siente, comprende y sabe,  es que resulta, efectivamente, muy esclarecedora esa macabra lista. Lo que uno comprende enseguida, es  a quiénes consideraban los falangistas “El enemigo” y  contra quiénes luchaban. Ya digo; albañiles, campesinos, marineros, oficinistas…




2 comentarios:

turinilla dijo...

no estaria de mas decir que la foto que ilustra tan magnifico articulo esta capturada de mi blog. Un saludo. Salvador Daza.

Gallardoski dijo...

Amigo Salvador: Lo puse, bueno para ser concreto puse lo siguiente: La foto está tomada de Sanlúcar televisión e ilustraba un buen artículo de Salvador Daza. ¿Por qué no ha salido? no lo sé. Hablaré con los duendes informáticos, no puedo ponerlo ahora, como pie de foto al menos porque no sé...saludos.


GALLARDOSKI