domingo, 7 de abril de 2013

LA MALDAD


Parece que los de la plataforma de afectados por la hipoteca son malos. Muchos de ellos son grandes propietarios con chalés y con segundas residencias y para uno o dos que pueda haber con dificultades, la que están liando. Malos.

Parece que el actor ese, Toledo, es malo, pero no mal actor, sino un mal tipo. Y como él otros cuantos, todos ricos y saciados de fama, sexo y bonísimas viandas. Muy malos y muy falsos.
Parece que los sindicatos, pero no los sindicatos, más bien la noción de sindicalismo de clase, es una cosa mala. Los del SAT más malos porque hacen las cosas como a principios del siglo XX, qué importa que los métodos del patrón vengan  involucionado precisamente a ese tiempo. Malos y además antisistema, más malos que la quina.

Parece que las personas que se manifiestan por plazas y avenidas, son casi todas ellas, malas personas, que además obligan a los guardias a salir en fotos y vídeos muy feos y muy tristes.  Malos y chivatos de la infamia de la época. Malísimos.

Parece que las mujeres que se defienden de la garra multiforme del patriarcado son malas mujeres, que no será lo mismo que mujeres malas. Malas, machorras y feas.

Parece que los que mandan cartas desde la cárcel para que de una vez por todas se tome alguien en serio la posibilidad de la paz, la oportunidad de la paz, son más malos que un asesino.

Parece que los ancianos que firmaron con sus bancos una estafa monumental  y que han perdido así los ahorros de su vida, son malos, pero no por ser ancianos, sino por poner en peligro la estabilidad financiera de este” basto” país.

Parece que quienes consideran en el  siglo XXI una rareza folclórica la existencia de una familia tocada por el dedo divino que puede reinar sobre el resto de los ciudadanos, así, por la cara o por la resaca de batallas y exterminios inmemoriales, pues parece que la gente que eso lo ve una injusticia y una bofetada a la razón, son malas gentes.

Parece que los negros que atravesaron medio continente africano,  con la esperanza de una vida que sea vida o que se le parezca a la vida, son malos, que hicieron esa dura travesía con el único objetivo de venirse a las esquinas de Babilonia a delinquir y a pervertir a nuestros vástagos. Malos y negros, como demonios.

Parece que los que fuman son malos y que son malos los que beben. Malos los que todavía cantan y malísimos los que aman la libertad de besarse Manolos con Manolos y Felisas con Felisas, esos son de una maldad inmoral.

Casi todos mis amigos son malos. Casi todo en lo que creo es  malvado, casi todas las alegrías que tengo son malas y, por qué no decirlo,  un poco guarras. Se diría que me he convertido en una suerte de demonio pervertido.

Menos mal que sé perfectamente quiénes son y a qué se dedican los buenos. 

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