jueves, 11 de octubre de 2007

POESÍA Y BANDERAS

Sorprende que el lenguaje poético haya irrumpido de esta manera en la política. Como en lo básico andan bastante de acuerdo el presidente y el aspirante a serlo, es decir; que no cuestionan el modelo económico del hemisferio, ni la nomenclatura política del país, ni siquiera el sistema electoral que da tanta fuerza a las minorías, porque a los ciudadanos, que parecemos tontos, prosaicos y amnésicos, no se nos olvida que los partidos a los que ambos representan se han ido aprovechando de esas minorías en cuanto les ha hecho falta para gobernar el cortijo. Decíamos que como gran parte de la bronca entre gobierno y oposición, se sustenta en chismes, panfletos y exageraciones o simplificaciones de los problemas, según toque, se están aferrando, gobierno y oposición, a la simbología, a lo onírico y a lo definitivamente surrealista, como poetas de vanguardia.

El bagaje cultural de los políticos ha estado desde los primeros tiempos de nuestra democracia, en los despachos de los grandes mercados del ladrillo, de la energía, de las usuras financieras de cada época, o de las oportunidades que desde la masacre de Tian-anmen , se abrieron en el mercado chino y asiático.
No hay uno de nuestros gobernantes desde Felipe González a la fecha, que no haya pasado o mandado mensajeros a la China, a rendir pleitesía a los responsables de los asesinatos de aquella revuelta. Pero eso era antes, ahora que comienza ese gran teatro del mundo que nombran “carrera electoral”, afilan sus discursos metafísicos

No frecuentan en sus delirios líricos la poesía social, ni siquiera la poesía de la experiencia, por lo que estas puedan tener de tangibles, de inmediatas. No quieren una poesía de la calle, ni una poética cargada de futuro,como Celaya. Manosean, por el contrario, un misticismo de muertos desenterrados, de culpas jamás pagadas, de vergüenzas históricas de derechas, de crímenes ocultos de la izquierda. Y la guinda del pastel en el que se afanan, el paroxismo de esta delectación en lo simbólico, viene propiciado por el lenguaje críptico y tribal de las banderas, los himnos y las solemnidades de la palabra escrita.

Decía La Polla Records hace ya más de veinte años aquello de que “Las banderas son trapos de colores y las medallas son chapas de hojalata” y resulta que a uno, por mucho empeño que ponga, por más que intente entender las razones del otro, le sigue pareciendo esta sentencia cafre y punki, valga la redundancia, de la Polla Records, una verdad como un templo.

Sabe uno que es, como venimos diciendo, bastante poético eso de abrazarse con tanto afán a un símbolo, que a través de los colores que representa el cacho de trapo izado en el mástil, hay algunos a los que se les pone como un mástil de pasión varonil y patriotera.

Que hay banderas para todos los gustos y de todos los colores, la Ikurriña esa, que tanta sangre viene derramando y tanta porquería totalitaria y matona.

La tricolor aquella, tan romántica y antigua que produce en los que se la colocan en la solapa, una hinchazón republicana sin atisbo de crítica, como si hubieran sido aquellos años los mejores de la historia.

La verdiblanca, andaluza y olé, a medio camino entre la angustia de un pueblo humillado desde siempre y de un pueblo que peca, como dijera Borges de García Lorca, de ejercer de andaluces profesionales, con todo lo que ello significa.

Y por supuesto la Rojigualda, que es la que, por cojones, según los nacionalistas centrífugos, tiene que unirnos a todos, por mucho que nos separe, según los nacionalistas periféricos. Una bandera que muchos besamos con una salivilla mínima, como de asco, porque representaba a un país que queríamos, también poéticamente, cambiar. Porque además, aunque cuando uno tuvo que besarla, ya se le había caído el pollo imperial y fascista, tuvo que hacerlo por narices.
Porque era la que se ponían en los relojes los niñatos aquellos que te paraban en un callejón y te exigían gritar “arriba España” y otras sentencias poéticas por el estilo.

Volvemos, como siempre a la poesía, a esa barbarie poética de símbolos por los que se muere y se mata. Del fútbol a la milicia, del parlamento a la taberna. Lo que pasa es que bandera es igual a Nación, a patria, y yo me he afiliado este mes a la más poética de las ONG que se me ha ocurrido: “Nacionalistas sin Fronteras”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Moratinos predica
como un orate:
"dale palo al Cristiano
y al moro dale
abrazos y caricias
qué más te vale".

¡Qué más te vale, niña!
Qué más te vale.

El Cristiano predica
con el ejemplo,
el moro te lapida
sin miramientos.

Sin miramientos, niña,
sin miramientos,
y, si le place,
te despelleja viva
mientras lo hace.

Moratinos no tiene
ningún remedio
lo mismo que los cafres
de este gobierno.

Y, si además le ponen
al moro piso:
emigra para Francia
"yo ya te aviso".

¡Yo ya te aviso, niña!
Yo ya te aviso.

Josegura dijo...

HOla Gallardo. He colocao tu vídeo en Only Muzik. Ciao. Josegura

Anónimo dijo...

que barbaridad