jueves, 5 de julio de 2007

Desánimo

A veces se cansa uno. Se aburre de pendencias miserables, de envidiosos sin motivo, porque yo les puedo asegurar, señores envidiosos, que en lo que respecta a este pobre diablo, no hay motivo alguno para la envidia.

Se cansa uno también, de tener que estar cada día, tras las obligaciones laborales que nos dan de comer, pero que no pueden darnos de vivir porque buscamos algo más, se cansa uno, digo, de esta alerta continua; tardes de ensayo en un local que en verano es el puto infierno y en invierno un iglú, con un equipo de sonido que unos días es fino como una damisela versallesca y otros se pone en plan salvaje, que lo único que se puede tocar es el repertorio de Manolo Cabezabolo, cantautor filo punki muy celebrado en tierras mañas y en festivales de verano, donde siempre hay una jovencita medio hippi a lomos de su novio, con las tetas fuera, como en Woodstock .

A veces se cansa uno de montar todo el entramado eléctrico que componen esos recitales de música, que encima nombramos “acústicos”, como si pudiera ser de otra manera. Y cantamos las canciones, y decimos muchas gracias, muy amables, estimado público y somos como la borracha que en un rincón, sola, fea y descuidada por la vida, baila nuestra pachanga, somos digo, la antología, la eternidad de la fiesta y la verbena. A veces se cansa uno de meter trastos valiosísimos en la destartalada furgoneta, a las tantas de la madrugada, cuando los guapos y las guapas ya están completamente castizos y se insinúan entre ellos y se ponen cariñosos por culpita de la bebida y las substancias. Es entonces cuando uno se larga, con la música a otra parte como el titiritero, ale hop!.


También hastía este oficio de tinieblas, esta aplicación a la narrativa, al artículo periodístico y en los momentos más sexis, a la poesía. Le dan ganas a uno de dejarlo todo, de dormitar las tardes de calina, tan sensuales, de no formarse la opinión sobre las cosas, porque además, uno está cada vez más liado. Entiende cada vez menos a los políticos y nada se le ocurre sobre ellos que no haya sido dicho ya por toda la caterva de plumillas con o sin prestigio, que pululan por la prensa escrita y por la prensa oral (con perdón) .

Se cansa uno de esos majaras que con una edad para estar viviendo la vida, para estar follando tras las dunas de cualquier chiringuito de nuestras hermosas costas después de una barbacoa fantástica, se ponen, los descerebrados a transportar kilos de bombas para que más tarde o más temprano estallen, y mutilen, y maten, y destrocen las vidas de unas cuantas personas, así; por su cara bonita y por su puñetero afán de independencia y otras mamarrachadas que nada tienen que ver con la justicia en el mundo, con darle de comer al hambriento o de beber al sediento. A saber de dónde les vienen estos efluvios asesinos, este rencor, esta disposición al asesinato a esos chavales tan catetos. Tan catetos como los que se ponen su mochila bomba en la espalda y se encomiendan a un dios, que es sordo y es mudo, como dice el tango refiriéndose a la vida.


Se cansa uno también de las metralletas y los bombarderos, de ser iraquí se cansa uno y de ser palestino, y de que entren en la casa de uno, donde guarda uno sus libros, sus discos, sus cosas en definitiva, y a punta de pistola, los guardianes del imperio ese, el norteamericano, nos registren o nos detengan para llevarnos a cualquier parte del mundo a darnos una somanta palos, sin que haya juez, país de esos que se dicen defensores de los derechos humanos o superhéroe de Marvel, que lo libere a uno de esos delincuentes todopoderosos y armados hasta los blanquísimos dientes.


A veces se cansa uno y dice; lo dejo todo una temporadita. Pero uno no lo hace, sigue escribiendo, cantando, indignándose y equivocándose. Aguanta como puede las ganas de decirle a alguien que se vaya mucho y para siempre al carajo, pone cara de circunstancias en las convenciones sociales y al final, relee el artículo que acaba de escribir, preocupado porque nota que cuanto más cansado, más tacos dice y así no hay quien pueda terminar de tejer ese traje de infinito desdén y elegante equidistancia con que ha visto, que los más chulitos, van por la vida .

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ole

Anónimo dijo...

Que morro este Gallardoski
http://www.websanlucar.com/enlaces.php?Categoria=0007

Anónimo dijo...

renueva el blog cojones!!! empezaste muy bien pero ya estás como todos los bloogers.